la calma DESPUÉS del huracán

La sensación de haber salido de un abismo, y lo más ridículo (¿O lo más extraño?) es hacerlo del abismo de nuestra propia mente, de aquellos pensamientos originados a través del miedo, de los problemas que tenía conmigo misma, salir de todo, ir a la luz (de afuera), volver a sonreír en paz, conectarse con la vida y los pensamientos positivos, volver a escuchar música (el miedo puede hacer que ponerte los auriculares, ese Ibupirac hecho notas, te dé asco), volver a ser fotógrafa, volver a comer (¡hacía cinco días que casi no comía nada! la sensación del hambre me resulta nueva), darme cuenta que el Rivotril me hizo efecto unas 12 horas, y aferrarme a otras cosas para volver a llenarme de paz, tocar la guitarra de vuelta (tenía las manos paralizadas), hablar con Dios (está bueno), estar feliz de vuelta. El poder de la mente, ese monstruo o ángel interior, uno decide.