No volviste a Inglés, como habías dicho. Te vi dos veces desde principio de año, pensé que ya estabas en alguna otra ciudad muy lejos estudiando...qué cosa? Nunca me dijiste, y nunca te pregunté, como nunca te pregunté tantas cosas...
Pero hoy te vi. Hoy te vi y van tres.
Caminando, hermoso como siempre, con tu pelo castaño claro ondulado revuelto, como melena de león, pero más cortito. Con una remera blanca -nada de camisas a cuadros-, campera de cuero, con tu paso lánguido y tus ojos esmeralda de mirada vaga, con tus Converse negras (ojo, les ataste los cordones esta vez)...
y de la mano de una rubia escultural (qué raro), bien vestida, con la que yo te había visto el sábado pasado en el boliche, pero no me imaginé que la cosa iba tan en serio, siendo usted, querido compañero.
Supongo que a esta altura del año, donde nos imaginé escapando de todo el mundo y siendo nosotros, riéndonos como siempre, y cosas por el estilo, todo eso lo debe estar haciendo con su oxigenada acompañante, pero quién soy yo para interrumpir.
Pero sí sé que no estoy enamorada del Rubio con el que estoy ahora, sino que era otro.
Otro tal vez como usted. En fin. Pucha digo.
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